Tiempo inánime fue mi trabajo final del Máster en Arte Contemporáneo que realicé en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra. La obra es producto de un proceso que adoptó varias formas, siempre bajo la máxima del memento mori, hasta materializarse finalmente a través de una serie de 6 imágenes digitales que reflejan la experiencia de fotografiar una autopsia. Estas fotografías van acompañadas de una pieza sonora que evoca la vanidad de nuestros anhelos y deseos.
Tiempo inánime trata de aportar a la temática de la muerte recogida en la Historia del Arte una visión de los tiempos que estamos viviendo. Antes de llevar a cabo la obra tuve muy presente la noción de intertexto, ya que creo que nada surge de la nada y la muerte es, sin duda, un tema recurrente en las artes. Considero que es interesante revisar los antecedentes y el contexto en el que se encuadran las obras con la finalidad de conocer las causas que han llevado a múltiples artistas de distintas culturas a interesarse por el tema. Comparto la opinión de la Doctora Iona Heath: “Si apartamos la vista de la muerte también socavamos el placer de la vida. Cuanta menos conciencia tenemos de la muerte, menos vivimos”.
Tiempo inánime trata de aportar a la temática de la muerte recogida en la Historia del Arte una visión de los tiempos que estamos viviendo. Antes de llevar a cabo la obra tuve muy presente la noción de intertexto, ya que creo que nada surge de la nada y la muerte es, sin duda, un tema recurrente en las artes. Considero que es interesante revisar los antecedentes y el contexto en el que se encuadran las obras con la finalidad de conocer las causas que han llevado a múltiples artistas de distintas culturas a interesarse por el tema. Comparto la opinión de la Doctora Iona Heath: “Si apartamos la vista de la muerte también socavamos el placer de la vida. Cuanta menos conciencia tenemos de la muerte, menos vivimos”.
En esta época de proliferación de extremismos cada vez es más común posicionarse aceptando la ideología promovida por el colectivo o partido político con el que más nos identifiquemos, muchas veces motivados por lo que consideramos “injusto” y tenemos la necesidad de salvaguardar. En el plano espiritual la a priori perenne religión católica está experimentando una terrible crisis, se halla en un impasse difícil de solucionar. Una gran mayoría se opone radicalmente a los cambios que el catolicismo está experimentando en la actualidad, por ejemplo, la apertura hacia nuevos modelos de familia.
También se suelen tergiversar las Sagradas Escrituras en pos de un discurso de odio que muchas veces desemboca en crímenes justificados en nombre de Dios.
Está el caso del vudú que se trata de un síntesis de una religión teísta con un sistema animista. Los esclavos se rebelaron contra los negreros que les obligaban a profesar la fe del cristianismo católico creando un sincretismo entre sus raíces y el culto impuesto, en un acto loable de amalgamar elementos, en principio, tan dispares como las imágenes de santos y los loas o espíritus del vudú de Haití y Luisiana. De hecho hay haitianos que practican los dos sistemas, considerando normal el acudir a la iglesia y participar en sacrificios o ritos de purificación.
Vivimos en un mundo de creencias heterogéneas, que no necesariamente tienen que ser religiosas, hay varias formas de mostrar “devoción”, o de contrariar los dogmas refiriéndome a los agnósticos, ateos, librepensadores, etc. Surgidas visceralmente esta serie de imágenes son representaciones de aspectos sombríos del catolicismo. Una visión dedicada a los que se llevan la peor parte, ya que siempre han pagado justos por pecadores.
Está el caso del vudú que se trata de un síntesis de una religión teísta con un sistema animista. Los esclavos se rebelaron contra los negreros que les obligaban a profesar la fe del cristianismo católico creando un sincretismo entre sus raíces y el culto impuesto, en un acto loable de amalgamar elementos, en principio, tan dispares como las imágenes de santos y los loas o espíritus del vudú de Haití y Luisiana. De hecho hay haitianos que practican los dos sistemas, considerando normal el acudir a la iglesia y participar en sacrificios o ritos de purificación.
Vivimos en un mundo de creencias heterogéneas, que no necesariamente tienen que ser religiosas, hay varias formas de mostrar “devoción”, o de contrariar los dogmas refiriéndome a los agnósticos, ateos, librepensadores, etc. Surgidas visceralmente esta serie de imágenes son representaciones de aspectos sombríos del catolicismo. Una visión dedicada a los que se llevan la peor parte, ya que siempre han pagado justos por pecadores.
“El
mundo del entretenimiento son los infiernos que se hacen pasar por el
cielo”.
Theodor Adorno.
Esta serie llamada Uno de nosotros fue usada como regalo de Reyes de 2025 en formato de postales.
Desde hace tiempo la realeza británica convive en simbiosis con los medios de comunicación sensacionalistas. Actualmente la Casa de Windsor continúa lucrándose de banalidades y excentricidades que resultan cada vez más enfermizas y vacuas. He seleccionado con equidad a cuatro de los miembros de la familia real que considero esenciales para ilustrar la sublimación o proceso por el cual sus instintos primarios son conscientemente aceptados por la gente interesada en ellos. Esto permite a algunos revalorizar sus vidas deleitándose de una realidad inalcanzable propia de una fábula en contraposición al protagonismo que acaparan humanos demasiados humanos que cometen errores a veces bastante graves. El pueblo sabe que el precio que deben pagar se basa en una cesión, a veces invasión consensuada, de su privacidad a cambio de la manutención de su estatus.
Las fotografías de las que he partido están salvaguardadas por un rabioso copyright que niega rotundamente la consideración de un préstamo desinteresado de por parte de sus propietarios. Pero esto no ha disuadido mi propósito de oponerme a saciar la apatía.
Valiéndome de la repetición de motivos típica del arte pop, ejemplifico la fragilidad inherente a la reafirmación identitaria. Una serie de enfermedades cutáneas ficticias de carácter crónico muestran a la realeza como atracciones de un freak show o espectáculo de fenómenos. Ahora son los espectadores quienes, tras el shock inicial, establecen los límites entre lo anormal y normal sintiendo una inevitable mezcla de compasión y horror que actúa como desencadenante de la catarsis.
Theodor Adorno.
Esta serie llamada Uno de nosotros fue usada como regalo de Reyes de 2025 en formato de postales.
Desde hace tiempo la realeza británica convive en simbiosis con los medios de comunicación sensacionalistas. Actualmente la Casa de Windsor continúa lucrándose de banalidades y excentricidades que resultan cada vez más enfermizas y vacuas. He seleccionado con equidad a cuatro de los miembros de la familia real que considero esenciales para ilustrar la sublimación o proceso por el cual sus instintos primarios son conscientemente aceptados por la gente interesada en ellos. Esto permite a algunos revalorizar sus vidas deleitándose de una realidad inalcanzable propia de una fábula en contraposición al protagonismo que acaparan humanos demasiados humanos que cometen errores a veces bastante graves. El pueblo sabe que el precio que deben pagar se basa en una cesión, a veces invasión consensuada, de su privacidad a cambio de la manutención de su estatus.
Las fotografías de las que he partido están salvaguardadas por un rabioso copyright que niega rotundamente la consideración de un préstamo desinteresado de por parte de sus propietarios. Pero esto no ha disuadido mi propósito de oponerme a saciar la apatía.
Valiéndome de la repetición de motivos típica del arte pop, ejemplifico la fragilidad inherente a la reafirmación identitaria. Una serie de enfermedades cutáneas ficticias de carácter crónico muestran a la realeza como atracciones de un freak show o espectáculo de fenómenos. Ahora son los espectadores quienes, tras el shock inicial, establecen los límites entre lo anormal y normal sintiendo una inevitable mezcla de compasión y horror que actúa como desencadenante de la catarsis.