Tiempo inánime fue mi trabajo final del Máster en Arte Contemporáneo que realicé en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra. La obra es producto de un proceso que adoptó varias formas, siempre bajo la máxima del memento mori, hasta materializarse finalmente a través de una serie de 6 imágenes digitales que reflejan la experiencia de fotografiar una autopsia. Estas fotografías van acompañadas de una pieza sonora que evoca la vanidad de nuestros anhelos y deseos.
Tiempo inánime trata de aportar a la temática de la muerte recogida en la Historia del Arte una visión de los tiempos que estamos viviendo. Antes de llevar a cabo la obra tuve muy presente la noción de intertexto, ya que creo que nada surge de la nada y la muerte es, sin duda, un tema recurrente en las artes. Considero que es interesante revisar los antecedentes y el contexto en el que se encuadran las obras con la finalidad de conocer las causas que han llevado a múltiples artistas de distintas culturas a interesarse por el tema. Comparto la opinión de la Doctora Iona Heath: “Si apartamos la vista de la muerte también socavamos el placer de la vida. Cuanta menos conciencia tenemos de la muerte, menos vivimos”.
Tiempo inánime trata de aportar a la temática de la muerte recogida en la Historia del Arte una visión de los tiempos que estamos viviendo. Antes de llevar a cabo la obra tuve muy presente la noción de intertexto, ya que creo que nada surge de la nada y la muerte es, sin duda, un tema recurrente en las artes. Considero que es interesante revisar los antecedentes y el contexto en el que se encuadran las obras con la finalidad de conocer las causas que han llevado a múltiples artistas de distintas culturas a interesarse por el tema. Comparto la opinión de la Doctora Iona Heath: “Si apartamos la vista de la muerte también socavamos el placer de la vida. Cuanta menos conciencia tenemos de la muerte, menos vivimos”.






Esta
serie de imágenes titulada La caída es fruto de una ensoñación que tuve donde
contemplé como caían cadáveres lentamente en un agujero situado en
el suelo de un espacio ingrávido con techo alto y paredes negras.
Era algo parecido a un cámara anecoica iluminada por una luz tenue,
donde solamente podía escuchar el latido del corazón y la
respiración. La mejor interpretación sobre el porqué del sueño la
hallé en las explicaciones de Julia Kristeva. Para ella el cadáver:
“despierta miedo y fascinación ya que representa el futuro de
todos nosotros, la des-apropiación del cuerpo” y eso fue lo que
recuerdo haber sentido tras despertar. El rechazo inicial lógico dio
pasó a una fascinación por verlos desaparecer como si se tratase de
un eterno fundido a negro cinematográfico, o de una canción
infantil o mantra que se repiten incesantemente. Ante esta delectatio
morbosa decidí explorar mediante imágenes de cuerpos femeninos con
agresiones sufridas o daños autoinfligidos los límites estéticos
que impone mi inconsciente. La caída es un ejercicio que me ha valido para transportar la dimensión
onírica al terreno de lo real tratando de aportar una nueva
perspectiva sobre cuáles son los límites estéticos del individuo
dentro del orden social.






